Domingo por la tarde, ¿qué hacer?... Teatros cerrados, auditorios con horarios inapropiados para personas con hijos pequeños y propuestas aburridas intelectualmente, museos de arte contemporáneos con programaciones “outlet”, museos con la misma exposición de siempre, bibliotecas cerradas o en su defecto convertidas en salas de estudio, espacios alternativos con horarios funcionariales, centros culturales del barrio cerrados por falta de recursos, cines de programación alternativa que de alternativo tienen solo la butaca, festivales de distintos pelajes que dejan pingues beneficios a sus promotores que les permiten vivir todo el año de las rentas públicas… vamos lo de siempre. ¿Será la consabida crisis?. Creo que no, la crisis es la excusa perfecta, pero no la única de las causas para este encefalograma plano cultural. No hay dinero, "pasta", “guita”, “morocota”, se repite por ahí como un mantra. Y esto no es del todo cierto, también hay una tremenda falta de ideas, de compromiso, de riesgo por parte de todos los agentes del sector (públicos, gestores, programadores, artistas, productores, etc..). Faltan ideas, porque existe una enorme endogamia cultural en las islas. Es curioso, siempre son los mismos los que taponan, cierran o cercenan el poco aire fresco que corre. No nos dejemos engañar por ver algún que otro rostro nuevo con gafas de pasta de diseño, ya que son las nuevas generaciones de los mismos, hijos de su padres, transmisores de sus genes. Resulta espantoso comprobar que en el día a día, existen estrechas relaciones de parentesco, de amistad, de intereses económicos, políticos, empresariales, entre políticos y artistas, entre gestores y creadores, entre programadores y artistas, entre promotores privados y políticos, entre determinados públicos y determinadas propuestas, entre medios de comunicación y gestores; en definitiva, de una manera o de otra, todos estamos implicados e infectados de una suerte de consanguinidad cultural. Me explico, si la consanguinidad es la relación de sangre entre dos personas, los parientes consanguíneos son aquellos que comparten sangre por tener algún pariente común, cuanto más próximos, si interactúan sexualmente, pueden aparecer problemas genéticos. Traslademos estos problemas de la genética al mundo de la cultura y observaremos esas mutaciones que podrían con los pelos de punta al propio Mendel. No es misión aquí de contar los distintos casos que muchos conocemos a lo largo y ancho de estas tierras y allende de los mares. Aunque ya no es momento de mirar a otro lado, así nos va y no contentos con ello los vamos transmitiendo de generación en generación, empobreciendo cada vez más los genes que propagamos. Estas relaciones consanguíneas son fruto de la copula de los distintos operadores culturales y resultado de ello nacen creaciones artísticas, políticas culturales, modelos de planificación cultural, procesos formativos, equipamientos culturales, festivales varios, y demás seres con un cierto nivel de retraso mental, autismo y demás malformaciones que vemos día tras día. Nacen también algunos hijos bastardos que sus padres luego encierran en un sótano avergonzados por el engendro gestado y alumbrado bajo cesárea. El aviso esta dado, luego que no se asusten por las criaturas que engendramos y lo peor de todo la herencia que dejaremos a la cultura de esta tierra.
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